16/6/09

Las siete y media: Capítulo tres

-¡Extra! ¡Extra! ¡Un asesino anda suelto en Candillac!
Malas noticias, pero no hay que culpar al mensajero. El mensajero era Stephen Bloom, un muchacho pelirrojo con peto vaquero, camisa a cuadros y gorra ancha. Lleva repartiendo el periódico en la puerta de la comisaría dos años, tiene siete años. Siendo muy pequeño llegó a las oficinas del Páginas pasadas y allí le concedieron el trabajo.

-Hola, Stephen. ¿Cómo llevas la mañana?
-Estupenda, señor Bauhaus,-acompañó la respuesta de una tos-aunque hace algo de frío.
-Oye, deberías revisarte esa tos... eres muy pequeño para tener así los pulmones. Dame un ejemplar, por favor, y dime ¿qué noticias hay hoy?
-El señor Gottfried, un tipo que vino ayer como sospechoso del asesinato de un amigo suyo, ha aparecido hoy en su casa muerto. Al parecer, este señor era millonario y conocía a Friedrich, la anterior víctima, porque la rescató de vivir en la calle cuando era pequeño. Friedrich Engels habitó un tiempo en la mansión de Gottfried y cuando fue lo suficientemente mayor como para labrarse su propio porvenir, consiguió un puesto como vendedor en el mercado y lo combinaba con los estudios. Llegó a convertirse en maestro de la escuela de Candillac. El otro día ganó la quiniela, para la cual participó con tres más (aunque ellos no lo sabían, él simplemente les dió la papeleta rellena). Al parecer, Friedrich quería ayudar a sus tres mejores amigos, aquellos que le ayudaron en momentos difíciles en su vida. Esta noche, el más rico de todos ellos es el que ha muerto. Encontraron el cadaver esta mañana y tres cartas de la baraja española: las cartas sumaban las siete y media. Con el asesinato de Engels pasó algo parecido... cuando los tres colegas de Friedrich echaron mano de sus boletos, no estaban y en su lugar había otras tres cartas.
-Interesante. No tenía ni idea de lo que había pasado.
-Sí, señor. Es muy extraño. Mire, señor. Esas dos personas que hay ahí son los sospechosos que vinieron ayer. Les habrá vuelto a citar el comisario.
-¡Qué miedo da todo esto! La ciudad de Candillac se corrompe cada vez más, pequeño. En fin, me voy. Tengo que entrar a trabajar.


-Buenos días, señores.-Saludó el comisario.-Más les vale tener una buena coartada o esta noche dormirán y jugarán a las cartas en el calabozo.
-Pero... ¿qué ha pasado?
-El señor Gottfried ha aparecido asesinado esta mañana, ha realizado tres llamadas. Sólo uno de sus tres intentos de comunicación fue válido. Al otro lado del teléfono estaba su exmujer -añadió señalando a Erns - lo único que ella pudo escuchar fueron varios gritos y la palabra "allí". La caja fuerte de Gottfried Leibniz estaba forzada y vacía. En ella habían tres cartas, circunstancias similares, ¿no?
-¿Mi ex mujer?- preguntó desconcertado Erns - ¿pero cómo se conocían?
-Eso me gustaría a mí saber, pero no se preocupe. Pronto vendrán como invitados especiales las llamadas de Gottfried.

2 comentarios:

  1. habian tres boletos de quiniela.....doble fallo...primero: se dice había tres boletos...y segundo: creo que querias decir que tenían tres cartas xD Se ha pausado un poco el relato pero sigue así!

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  2. Ya está arreglado...gracias por la corrección, man!

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